Muchos creemos que la combinación de Democracia y Estado de Derecho no es solo el mejor sistema para garantizar la libertad y la dignidad de las personas, sino también para el bienestar económico. Por usar los términos de Robinson y Acemoglu, solo las sociedades inclusivas, es decir las que permiten a todos los ciudadanos participar con igualdad en la política y en la economía, consiguen progresar y mantener la paz de forma duradera. La trayectoria de China en los últimos cuarenta años parece contradecir esta idea. Su extraordinario crecimiento económico ha permitido salir de la pobreza a cientos de millones de personas dentro de un régimen decididamente autoritario, que no solo no pretende disimular su naturaleza sino que defiende abiertamente sus ventajas frente a la democracia. Desde el mundo occidental, el contraejemplo suscitaba dudas. Algunos veían en ese éxito la prueba del fracaso de unas democracias en crisis política y económica. La mayoría no llegaba tan lejos pero adoptaba una posición pragmática: si el sistema permitía la mejora económica de sus nacionales y a los consumidores occidentales comprar productos más baratos, nada había que objetar. Añadían algunos analistas que el progreso económico llevaría a la población a reclamar más democracia, […]
La entrada China, Democracia y Derecho (reproducción de artículo en ABC de nuestro coeditor Segismundo Royo Villanova) se publicó primero en Hay Derecho.
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